Tolerancia
“INTRODUCCIÓN”
Vamos a tratar el tema de la tolerancia como marco teórico. La tolerancia no es una de las notas distintivas de nuestra sociedad. Hay que luchar por el respeto de la libertad de las ideas, por la integración de las diferencias y el reconocimiento de la dignidad de otros; además de una sociedad que se va configurando como un sistema plural, donde encontramos: la xenofobia, el rechazo de las diferencias, fuertes conflictos religiosos . Por tanto, la Tolerancia es un viejo problema que no se ha solucionado.
Con respecto a la escuela, es el lugar donde se convive más tolerancia e igualdad, y se contribuye a iniciar la vida social y democrática de adolescentes.
La función de la educación no sólo se dedica a enseñar sino integrar una cultura, costumbres, tradiciones, modos de pensar y vivir; siendo posible desde una propuesta de valores. En cuanto a estos valores, que orientan la propia vida no se heredan sino que se aprenden. Así deben crearse condiciones adecuadas para el aprendizaje, y en la tolerancia, establecer un hábitat para que sea posible la experiencia de la diversidad.
El aprendizaje de la tolerancia conlleva respetar el modo de pensar y vivir de los otros supone entender la vida distinta de los demás; implicando ponerse en el lugar del otro.
Según Manjón (1999) expone que con respecto a las instituciones escolares los alumnos no reciben una enseñanza, sino que más bien la vive. Por esta razón, debemos tener en cuenta dos factores:
De un lado, esta enseñanza tiene su razón de ser bajo los principios de una enseñanza comprensiva, constructora y construible de valores. Por este motivo, no apostamos solamente por una enseñanza en valores, sino también por una educación en valores.
De otro, tal educación debe tener que los valores conforman un sistema, un entramado de interdependencias que les da unicidad y sentido global. Es absurdo hablar de tolerancia si no hay paz; aceptar la diversidad sin apelar a la comprensividad; conseguir la cohesión sin la convivencia; no ser libre para defender la multiculturalidad, que supone la defensa de lo propio; no hacer del diálogo de verdadera esencia de las democracias; ser responsables sin atenerse a estas responsabilidades cívicas, éticas y morales; en definitiva, defender un humanismo sin estos valores.
Fundamentos de la Tolerancia:
La Tolerancia se basa en nuestro reconocimiento de la dignidad del otro, que le viene dada, por su condición de persona. Es el derecho a la propia opinión el que exige nuestro respeto por venir de una persona que es por naturaleza diversa.
La tolerancia se fundamenta en la imposibilidad de poseer la verdad absoluta, y si es pluridimensional se sigue la necesidad de una actitud tolerante. (Ortega y Gasset, 1973).
Tolerar la persona sería respetar su vida, promover modos de pensar y vivir aunque sean distintos a los nuestros.
El análisis conceptual de la tolerancia nos lleva a distinguirlos de otros conceptos como son el fanatismo y dogmatismo. “El fanatismo aparece como la actitud psicológica e ideológica que consiste en la incapacidad de soportar el relativismo del conocimiento” y “dogmatismo como un estado mental bien observable en el mundo práctico de las creencias políticas y religiosas; y en el mundo académico del pensamiento científico, caracterizado de forma general por una manera cerrada de pensar”
Según Ortega, P y otros autores, uno de los objetivos que tiene la educación es preparar para vivir en una sociedad plural sometida a inevitables cambios. La educación para la tolerancia es una tarea que parte del hecho que nuestra vida está llena en conflictos, expuestas a las diferencias y condicionadas por distintos modos de pensar.
Por tanto, se debe afrontar los problemas o conflictos mediante el diálogo y el respeto a la dignidad del otro. Hay que dejar que los conflictos surjan, integrarlos como punto de partida en el proceso educativo.
Los valores y las actitudes se enseñan y aprenden desde la práctica y la experiencia de ello. Ésta educación para la tolerancia se inscribe en un proceso de construcción de una sociedad democrática, donde los individuos o grupos, sean tratados desde su diferencias, no solo desde sus valores comunes. Por tanto, implicaría la adquisición de competencias sociales que facilite el diálogo, asumir las diferencias como normal en una sociedad tan diversa; que tolerar las manifestaciones diferentes de los otros es también objeto de aprendizaje por la apropiación de unos valores que hace del respeto otro modo de vida.
Educar en la libertad y en la Tolerancia se ha convertido en todos los países europeos en una exigencia imprescindible porque la escuela es la institución que con más intensidad siente la realidad social del pluralismo cultural y moral de las sociedades actuales.
La acción pedagógica y educativa tiene que tener como fin, formar ciudadanos que armen la justicia y fomente el ideal de la igualdad y la no discriminación hacia otros por razones de raza, sexo, lengua, religión etc. Actualmente el laicismo tolerante debe ser una práctica real de los derechos humanos en toda su amplitud y profundidad, comenzando primeramente por el respeto a las ideas y creencias de todos los seres humanos, siempre y cuando no atenten contra esos mismos derechos de cada persona que son inalienables.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario